18 febrero 2014

Funcionarios y recortes.

Hoy he tenido que bajar a mi oficina de correos a recoger una entrega. La verdad es que desde el año pasado no había tenido que ir para nada.Han hecho obra. Han cambiado la puerta de entrada que daba la impresión que un día no se iba a abrir, también han hecho lo mismo con la que daba el acceso a la oficina por una corredera con sensor pero, lo que más me ha llamado la atención ha sido que habían tapiado el mostrador de recogidas. La verdad es que la oficina es grande. El mostrador de recogidas podría tener dos metros de largo y el otro, donde se hacían los envíos, giros, venta de sellos y demás, tendría unos seis metros. Había en total seis o siete puestos. Pues bien, la ocupación detrás del mostrador siempre era entre el 33 y el 50%. Ahora, todo se hace desde el mismo mostrador según informan tres carteles colgados de la pared que un señor no debía haber leído. En ese mostrador hay cinco puestos. Pues cuando he llegado, sólo uno estaba ocupado atendiendo a una chica. Estábamos esperando un señor que iba a mandar un paquete y que andaba en una de las partes del mostrador rellenando un formulario que sabía que no le iba a valer porque estaba mirando todos y cada uno de los posibles, dos señoras, el señor que no leía carteles y yo. ¿Y para qué cuento todo ésto? Pues para explicar como han cambiado las protestas de unos años hasta ahora. Siempre he oído protestas en la oficina de correos. Pero mientras antes era porque no había gente y se quejaban de lo vagos que eran los funcionarios porque se les veía ir y venir dentro de la oficina sin hacer nada o salir y entrar de la misma, ahora las quejas eran por los recortes. Por eso se había tapiado el mostrador de recogida y sólo había una persona atendiendo cuando se oía que, tras las puertas de las salas interiores se oía a gente. Hemos visto a una persona pasar que debe ser la que avisa a los compañeros que salgan a atender (una más salió) pero se seguía oyendo gente. Detrás de mi había cinco o seis personas más más el del paquete que, por supuesto, no había rellenado el formulario correcto.
Los funcionarios de correos han pasado de ser vagos a estar recortados. Toda la culpa la tienen los recortes.

10 febrero 2014

Libertad.

Libertad. Gran palabra. ¿Derecho o deber? Generalmente, uno tiene derechos por cumplir deberes. Se cobra un salario por hacer un trabajo, por ejemplo. Pero la libertad. ¿Qué es la libertad? Si me lo preguntan a mi, posiblemente conteste diferente que un señor de 70 años o que una chavala de 15. La libertad es uno de esos valores relativos. La libertad es algo que no se debe medir. Uno no puede ter mucha libertad o poca. Uno no puede ir a la tienda a comprar cuarto y mitad de libertad pero que sea sin hueso.Uno puede decir que la libertad no se puede coartar. Otro puede decir que uno es libre mientras no pise la libertad del vecino. Por ejemplo, yo soy libre de leer lo que me apetezca pero soy libre de entender lo que leo. Entender en el sentido de que quien escribe quiere decir una cosa y yo puedo entender otra. Algo así puede pasar con lo que yo escribo. La poca gente que me puede leer no tiene que pensar igual que yo. No debe hacerlo. O si. Es libre para ello. Libertad es salir a la calle a protestar porque quien gobierna incumple lo que prometió que iba a hacer. Igual el gobierno no es libre de hacerlo porque tiene que arreglar lo que el gobierno anterior que se tomó la libertad de hacer cosas sin saber o sin poder. O igual es que pasa de la gente que le votó y, como tiene la libertad que le dieron los ciudadanos, hace lo que quiere. Libertad es poder decir que Rajoy debería volar más alto que Carrero Blanco o que deberían volver los GRAPO. Esa chica era libre de decirlo pero pagará por ello porque eso que reivindicaba libremente eran actos en contra de la libertad. Nadie debe amenazar a nadie por hacer uso de su libertad si no hace mal a nadie o contra nadie. El mundo debería ser libre pero, por desgracia no lo es. No lo es porque algunos no quieren que los otros sean libres. No lo es porque algunos piensan que los otros no son libres. El del Oscar es libre de hablar de salvar la sanidad pública cuando su mujer ha dado a luz en clínicas privadas (y de las caras) o puede hacer la pantomima con su madre de apoyar a la gente de Coca-Cola cuando ellos quisieron hacer lo mismo en su restaurante. Uno es libre para hablar. También es libre para callar. Pero ambas cosas hay que saber hacerlas. El hacerlo tarde y mal es una gran equivocación.

07 febrero 2014

Odio

Me odias.
Eso fué lo último legible que leí. "Te odio".
No. No me odias. Eres tú quien se odia. Aunque no lo reconocerás. Eso sería reconocer un fracaso de forma real y no con la boca pequeña como lo has hecho hasta ahora. Dices que has fracasado conmigo. ¿Fracaso? ¿Qué fracaso? Otra pregunta más que que queda sin respuesta porque nunca tienes una. Bueno, si. Las tienes. O el silencio u otra pregunta. Todo ha sido una mentira. Tuviste que mentir para empezar. No a mi. Eso es cierto. Pero esa mentira empezó a crecer y ya me empezó a afectar a mi también. Tu cabeza prefirió esa mentira a la realidad. Ésta no era lo mejor. Eso también es cierto. Sabíamos que no iba a ser fácil. Había muchos obstáculos y alguno de ellos, insalvable. Pero empezaste a disfrazar todo de engaño. Engaño hacia ti. Porque mi forma de intentar superar esos obstáculos no era la que tu querías. Porque cuando me equivocaba, no lo reconocía como tú querías. Porque cuando pedía perdón no usaba las palabras que esperabas. Todo se volvió una gran mentira. Cosa que odias. Por eso me dijiste que me odiabas. Porque la causa de la mentira era yo. Pero te odias a ti porque tu eres quien la fabricó y quien la alimentó. Todo se convirtió en verdades sesgadas y contadas tarde. Silencios. Querer que empezara una conversación sobre algo pero sabiendo que yo no sabía de que se quería hablar.
Me odias. Yo a ti, no. Porque has hecho mucho más de lo que pensaba que alguien podía hacer. Llenaste un hueco vacío que había asumido que me acompañaría toda la vida. Pero ese hueco no era lo suficientemente grande para tí y buscaste vaciar los otros huecos para que solo tu estuvieras en mi vida. Eso no lo conseguiste. Por eso me odias también.
Me odias.
No. En cierto modo, eres tú quien se odia.
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