11 octubre 2006

Hola a tod@as. Hoy iba a hablar de política. Mi tema estrella iba a ser José Bono, pero lo voy a dejar para otro día. Hoy me ha llegado por correo un monólogo. Es antigüo. Seguro que muchos lo habréis leído alguna vez o lo habréis oído. Es uno que gira en torno a esa frase que dice "Te quiero como amigo". El chico no entiende porqué la chica actúa como actúa cuando dice eso. Es un tópico. Los hombres no sabemos, ni podemos ni queremos ser amigos de un mujer ya que sólo la queremos para una cosa. Falso. No digo que haya gente que lo haga. También hay mujeres que lo hacen, pero parece que ellas tienen permiso. Yo pregunto, ¿qué pasaría si el chico, de verdad quiere ser amigo, se porta como tal, sabe que no va a llegar más lejos con la chica, pero ella, que tiene la cabeza llena de tópicos, cree que él sólo quiere estar a su lado por si suena la flauta? ¿Sabéis lo que pasa? Pues os lo diré. Que ella, que siempre ha ido de buen rollo, que nunca hace caso de lo que dice la gente ni se rige por la reglas establecidas, de repente, va y cambia. Y se convierte en una del montón. Y una bonita amistad se va al traste. A mí me ha pasado. Y no una vez. Fueron dos. Porque ella, en vez de hablar o preguntar a quien debía, se fue, con sus ideas preconcebidas, a hablar con otra, que sacó la misma conclusión equivocada. Resultado: el censo de amigos se ve reducido en dos. La verdad es que jode. Y jode mucho. Sobre todo al principio. Piensas en que te puedes encontrar con ella. Ella sigue hablando con tus amigos, con los que ya no trata tanto, pero ésto es otra historia que igual contaré otro día. ¿Y cómo reaccionas? Pues, en vez de pensar en los buenos momentos que has pasado, piensas en los malo que te ha hecho pasar. Y pones cara de pocos amigos. Contestas con monosílabos. Y a la primera ocasión, te das la vuelta y sigues con otra cosas. Luego, vas mejorando. Llega la época en la que piensas que no era para tanto. Dejas de verla como aquella buena amiga para convertirse en "esa chica que estuvo con ...". Y la miras (cuando lo haces, ya que ella no te mira primero si no hay gente cerca) como miras a la gente que ni te va ni te viene. Te viene al pairo lo que diga, lo que haga, con quien lo haga y como lo haga. No hay nada peor que el rechazo. Sobre todo cuando te rechazan sin saber porqué, sin hacer nada y, sobre todo, sin haber podido explicar nada cuando tú siempre has dejado hablar a la gente.
Esas cosas te desencantan. Piensas que eso de la amistad es una mierda. La amistad con mujeres sobre todo. un tío no te lo va a hacer. Y si te ahce una putada, lo normal es que acabe de borrachera contigo. Eso también me ha pasado. Será porque siempre he tenido el caracter un poco sumiso. Pero caracter al fin. Y ha veces ha aflorado ligeramente. Siempre digo que nunca me he visto enfadado. Me he visto irritado, eso sí. Y no me he gustado. Por eso, en vez de ir a por la tipa en cuestión y decirle las cuatro cosas que la tienes que decir, pero no como solías hablar con ella, sino a la cara y bien dichas, prefieres decir "no merece la pena". Ni ella ni la situación. Y llega un día en que vuelves a creer en la amistad. Y contactas con alguien en un chat y te tiras hablando un buen rato de la primera cosas que se te ocurre, para empalmar con otra (de éstyo también hablaré otro día, que se lo prometido a alguien). Y ves que es posible. Que el milagro ha sucedido. La amistad existe. A pesar de los tópicos y de mujeres sin fe en los hombres (en algunos hombres buenos) que se creen demasiado inteligentes como para pensar que se equivocan y pedir consejo. Para todas ellas (para dos en particular, ésto va para vosotras) va dedicado este texto.
Hasta la próxima. Un beso a (casi) todas.
P.D.: No me olvido de Bono.
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