18 enero 2017

Motor

Desde que tengo sentido del tiempo, siempre ha habido anuncios de coches. Pero según ha ido avanzando los años, el reclamo ha ido cambiando. Al principio, el reclamo era tener coche. Un símbolo de cierto nivel y que permitía dejar de depender de trenes y autobuses para viajar. Luego, en la época de la crisis del petróleo, el reclamo era el combustible. Elegir entre gasolina súper o normal ya que no todos los coches podían usar ambas. Los buenos coches usaban la súper y la normal era para los utilitarios. El precio también fue un reclamo. Bueno, más que el precio era la forma de pago. El combustible volvió a salir a la palestra con el tema del diesel. El coche bueno era el que tenía modelo gasolina y diesel. Además, el de gasolina podía llevar ambos tipos. Las características de motor y potencia fue uno más. La velocidad, los caballos, la cilindrada, por separado o todo junto. Aquí el modelo bueno era el que tenía varias configuraciones. El precio volvió a aparecer con la crisis de este siglo. Vehículos con importantes descuentos que hacían pensar lo que gastábamos antes y lo que podían ganar las marcas. Luego ayudó la llegada de los planes estatales para, en un principio, jubilar el coche viejo para renovar el parque automovilístico y, de paso, contaminar menos, dato que también se usó para convencer a la gente a comprar. Eso sin olvidar el consumo cuando se terminaba de la hablar de las ventajas de uno u otro tipo de combustible o, muchos años atrás, el número de puertas y de marchas. ¿Y cuál es el reclamo actual? La tecnología. Desde principio de siglo, los coches se han ido convirtiendo en ordenadores con ruedas. Cada vez todo tan electrónico que te puede dejar tirado un simple fusible. ¿Y el motor?¿Alguien recuerda haber visto el motor del coche de papá, en el que nos iremos a pasear, y la diferencia con el nuestro? En el de papá estaba todo a la vista. Se diferenciaba cada pieza de tal manera que, para cambiar algo o, simplemente, mirar el aceite, no había que desmontar medio motor o hacer contorsionismo. Ahora, por lo menos en el mío (camino de 14 años), sólo puedo comprobar el nivel del agua, tanto de la refrigeración como del limpiaparabrisas o saber dónde está la batería. Pero ahora, cámara de visión trasera, sistema de ayuda para frenar, navegador con GPS, Google, la versión Homr de Office 2013, 4 Gb de RAM, capacidad para conectar un USB porque ya no llevar aparato de música (otro reclamo que pasó de radio a botones, analógica, radiocassette, digital, radio CDs, solo o con cargador que era la ostia), teléfono integrado y sistema de aparcamiento. Entonces, con todo eso, yo me pregunto, si además están desarrollando coches que conducen solos, ¿para qué cojones me saqué el carné?¿Qué va a ser de las autoescuelas y de los examinadores de la DGT? Así no se crea empleo. Así no se conduce. Por la vuelta del R-6 o el 131.

Premios 20Blogs