24 febrero 2017

La Casa Común.

Se que habrá mucha gente que me quiera perseguir palo en ristre por lo que voy a decir pero tengo mis motivos. Espero que, antes de eso, le de por leer todo el texto aunque no se muy bien que es lo que voy a escribir. Sólo tengo una idea que debo desarrollar.
Este fin de semana he estado en mi pueblo y me he encontrado con un bando del Ayuntamiento acerca del tema del reciclaje, tomando como base la encíclica del Papa Francisco (la primera) y que trataba sobre el Cuidado de la Casa Común. Ciertamente, el planeta Tierra es como una gran casa en la que vivimos en grandes habitaciones (unas más que otras) que son los países. No un loft como le gustaría a más de uno. Por supuesto, desde que se empezó a construir esta casa, la forma de vivir de sus habitantes ha ido cambiando. Al principio de forma más lenta pero, poco a poco, según esa lentitud permitía idear, pensar y construir herramientas, éstas servían para mejorar la vida de algunos (nunca de todos) lo que hacía que ese cambio fuera cada vez más rápido. También, desde que el mundo es mundo, el SER VIVO ha producido deshechos. Ahora, el que más o el que menos sabe por donde voy. Y he dicho VIVO y no HUMANO porque todo el que vive produce desperdicios. En ese bando que me encontré había varias referencias al texto de esa encíclica. Siendo ateo desde hace casi 40 años (ateo=sin dios, que no sin Dios), este Papa tiene cosas que me agradan. No tanto para volver a convertirme ya que sólo voy a la Iglesia una vez al año y es para la ofrenda que hacen los diferentes estamentos del pueblo a la Virgen en las Fiestas Patronales de Septiembre, pero si para hacer ver que hay cosas que pueden cambiar y que se pueden cambiar. Pero para eso hay que poner un poco de cada uno. Lo malo es que todo el mundo dice que hay que poner pero se hace el loco o espera que ponga primero otro para ver lo que pone. Hipocresía ancestral ya que esto ha pasado desde hace mucho tiempo. Pero a lo que voy, el Papa hablaba de que íbamos a dejar a las generaciones venideras un mundo lleno de suciedad, escombros y desiertos. Combatir eso es algo que debe ser tarea de todos. Por eso veo bien que se dediquen fondos e investigación a la creación de plantas de tratamiento de residuos que sean capaces de tratarlos y reciclarlos más, mejor y más rápido y con una solución, también mejor y más rápida para lo que no se pueda reciclar. La basura produce basura, suciedad, animales que propagan enfermedades y, finalmente, la muerte. A pesar de que se cree que eso es de ahora, porque hace 50 años uno se enteraba de lo que pasaba en el mundo de un día para otro, hace 20 en horas y, ahora, en minutos, que la gente muriera por enfermedades provocadas por los residuos es muy antiguo. No es que estuviera allí pero la muerte llama a la muerte y no siempre se enterraba a los muertos, ya fueran personas o animales. Cada cultura trata a sus muertos de una manera. antes de seguir diré que esto puede que no sea así y por eso lo digo.
Por supuesto, a cada más gente, más residuos. Eso está claro. En los pueblos, los residuos servían para abonar los campos y dar de comer a los animales. Éstos comían las sobras de la casa, sus heces servían para abonar los campos que ofrecían comida. Una forma más rápida de explicar lo que sigue diciendo el Papa. Hablaba de que los ecosistemas naturales tienen un funcionamiento ejemplar. Bueno, no es que sea ejemplar sino que se rige por las leyes de la propia naturaleza. Las plantas sintetizan nutrientes que alimentan a los herbívoros. Éstos sirven de alimentos a los carnívoros cuyos restos orgánicos, al morir, sirven de abono a las plantas. Y la rueda vuelve a girar. Al fin y al cabo, todo en la vida es una rueda. Eso pasa tanto en la tierra como en el mar. Salvando ciertas distancias y ciertas humedades. El hombre se rigió por esas leyes durante mucho tiempo hasta que empezó a pensar que podría crear las suyas propias. El hombre, ese ser vivo que estaba a loa cabeza de la pirámide de la alimentación, entiendo que porque comía de todo, vio que la tierra le proporcionaba más cosas que alimentos. La minería era algo que usaba desde tiempos inmemoriales y que le reportaba beneficios. Pero había algo que era común a todas las épocas. La suciedad. Y el poco interés en limpiarla porque había animales que vivía de ella. Pero más que nada porque había gente que vivía de ella. Suena duro. Suena fuerte. Suena asqueroso. Pero era así.
Y claro, progresión matemática. A más habitantes, más suciedad. Más basura. Y llegó el boom industrial. El hombre descubrió que podía hacer máquinas para que le facilitaran el trabajo. Y eso significaba más producción. Y eso significaba más beneficios. Y eso significaba más explotación. Y eso significaba ...... Eso es otro tema. Los ecosistemas naturales podían reciclar todo lo que producían. Hasta los animales muertos servían de alimento a otros. Pero el ecosistema industrial, por llamarle de alguna manera, era incapaz de reciclar lo que producía de desperdicios. ¿Por qué? Por que a nadie le importaba. Unos, los obreros, porque necesitaban trabajar para mantener a sus familias y sólo se ocupaban de eso. Bastante basura podían generar en su casa. Otros, los encargados, porque bastante tenían con controlar que todo saliera bien. Y porque también bastante basura producían en sus casa. Y, por último, los dueños de las fábricas porque sólo buscaban ganar dinero y presumir ante los otros dueños de empresas. Y porque tampoco se ocupaban de la basura que producían en su casa. Y quien habla de basura sólida, habla de basura gaseosa. Contaminación por todas partes. Tierra, mar y aire. Lo malo es que no había tecnología suficiente para poder hacer frente a esa polución. Aunque nadie pensó en ello. Y si lo hizo, no le hicieron caso. Algo muy normal desde mitad del siglo XIX hasta mitad del XX. Incluso más allá aunque en esa época igual ya se podría haber hecho algo. Pero no se hizo porque a nadie le importó. Ni ahora tampoco importa, se ponga la gente como se ponga. Seguro que alguien se puso a desarrollar un combustible que contaminara menos. Para que el carbón contaminara menos. Para que el petróleo y sus derivados contaminaran menos. Se puso y, también seguro, lo consiguió. Pero como pasa en el tema de los fármacos o de las energías, a las empresas que controlan el tema no les interesa para nada esto y, o compran la patente al pollo en cuestión y le solucionan la vida (a menos que le maten o que haya firmado una claúsula de confidencialidad, ya le vale no contar directamente o a través de otros) o le contratan con un sueldo de la ostia para no hacer nada. Ni molestar. ¿Qué se puede hacer más? Si. ¿Qué se quiere? No. Así de simple. Eso sí, el día que una empresa vea que puede ganar más dinero produciendo menos residuos, el día que una empresa vea que puede ganar más dinero invirtiendo en reclicar esos residuos, el día que una empresa vea que gana dinero llevando residuos de la primera empresa a la segunda, el día que ...... Ya nos sentaremos para hablar de lo que hay que hacer. No de lo que no se ha hecho. No de lo que dijimos que íbamos a hacer y no hicimos. Pero todos, con muy buenas palabras, se excusarán. Es lo normal. Pero también hay que tener en cuenta que todos los que están enarbolando la bandera de la lucha contra la polución no hicieron anda cuando pudieron. Y no por que no pudieran, que pudieron. Fue porque no quisieron. Así de simple. Cuenta más la imagen y los resultados que lo que pidan la gente que les ha votado. Ellos y los que no. Ya que todos vivimos en la misma casa. La Casa Común.
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