Juegos de palabras. Palabras para jugar.

Si alguien sigue mis artículos, se habrá dado cuenta de que me gusta mucho jugar con las palabras en los títulos. En este caso los juegos y las palabras se han juntado para elegir un nuevo presidente porque, más que nada, las negociaciones se basan en las palabras que cada uno dice y en los juegos que se hacen con ellas.
El caso es que ese penúltimo juego ha dado con Pedro Sánchez (prometo no llamarle Figurín) en el lugar de Mariano Rajoy (prometo no llamarle Soso) y con Pablo Iglesias (prometo no llamarle Koletas) pidiendo, o amenazando, con querer ser ministro.
Pienso yo que Sánchez (al que sigo prometiendo no llamar Figurín) tenía que saber, tanto que su juego de palabras podría salir como que no. A diferencia de Zapatero (a quién prometo no llamar Zejitas) que se encontró de sopetón con una invitación para vivir en Moncloa, éste señor debía sopesar que podría tenerla también. Es más, creo que la tenía casi segura. Al menos lo importante. Pero resulta que este gobierno, en los próximos consejos de ministros va a tener que cambiar miles de cargos porque, aunque es posible, pondrán a gente de gente de confianza. Eso sí, llámese confianza a quien se la ha dado a Pedro Sánchez (sigo prometiendo no llamarle Figurín) como Pablo Iglesias (al que continúo sin llamarle Koletas) que no deja de llorar por las esquinas y patalear porque no es ministro.
Habrá que desearle suerte y esperar que esos apoyos no pasen mucha factura.