29 noviembre 2008

Hijo de puta.

Voy a hablar de José Ignacio de Juana Chaos. Pero no le llamaré así. Lo haré por su nombre. Hijo de puta. Hijo de puta burló a eso que yo he llamado (y seguiré llamando por siempre) mi gobierno, el gobierno de país. Pero bueno, teniendo en cuenta que de él se ha burlado hasta el Tato, eso no tiene mucho mérito. Se burló del estado de recho. Eso si es grave. Se burló de la Justicia. Más grave aún. Pero, lo más grave, y de lo que menos se ha querido ocupar el burlado, se burló de la gente a la que ha hecho daño. Llegó, pidió permiso para pasar y se fué Irlanda, seguro de que antigüos compañeros de armas, que no conrreligionarios, le iban a acojer. Y así fue. Se tiró una temporada en casa de antigüos miembros del IRA. Que casualidad que estos pollos guardaban explosivos en su casa. Seguro que era para el castillo de fuegos artificiales con el que iban a deleitar a los vecinos en Navidad. Todavía hay gente que compara a ETA con el IRA. El conflicto del País Vasco con el de Irlanda. No. No señor. No tienen nada que ver. Lo único en común es un grupo de gente que mata porque alguien les dice que mate. Hace muchos años, la gente preguntaba el porqué de todo eso. Y si no lo preguntaban, le daban razones (la ocupación, la nación vasca, y gilipolleces por el estilo). Ahora no. Dentro delo cabe, Hijo de puta tenía un ideal. Algo en lo que creer. Yo también lo tenía. Lo tengo. Un tiro en la cabeza. Mirándole a los ojos. Como él no ha hecho en su vida porque es un puto cobarde. Como todos los terroristas. Ninguno es tan valiente como para matar cara a cara. Es posible que, si lo hicieran, se mearían encima, soltarían su arma y saldrían corriendo hasta que algún compañero le pagara un tiro (por la espalda, claro) y dejara de correr. En Irlanda, la gente que simpatiza todavía con el IRA, no sabe lo que es ETA. Y por eso alguien se ha encargado de que lo sepan. Una joven cuyo padre, militar, fue asesinado por Hijo de puta. Ha contado a todos los periódicos lo que este tipo ha hecho. Su grandeza. Sus verdades, sus vergüenzas y sus miserias. Y alguien lo ha publicado. Es patético que gente que no le conoce de nada vaya a las puertas del Juzgado para pedir su libertad. No le conocen. Van por el sólo hecho de que es un terrorista que lucha contra un gobierno opresor. Pero no se paran a pensar quién oprime a quiñen, quién oprimía hace un años y quién oprime ahora. Tampoco lo conocen, salvo por los cuentos de sus mayores, los energúmenos vascos que han ido para allá. Ni las víctimas del IRA. Como mucho, los miembros de la Asociación Víctimas del Terrorismo, que han sido insultados por lo que apoyaban a Hijo de puta. Nadie del gobierno (y creo que de ningún partido) ha estado allí. Tampoco ningún artistucho de éstos de medio pelo contra la guerra han estado ahí. Que pena. Hijo de puta gana. Porque nuestro gobierno le deja. Que pena.
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