15 noviembre 2022

Cita a ciegas.

     Como suelo decir en muchos de mis artículos, el texto está basado en impresiones personales que han sido generadas tras vivir experiencias propias, ajenas o imaginadas.

    En el principio de los tiempos sólo había en el mundo una pareja. Adán y Eva. Es lo que nos enseñaban, sobre todo cuando íbamos a hacer la Comunión y nos hablaban de cosas de la Biblia. Eran dos meses y no uno o dos años para prepararnos a hacerla.

    A veces a uno le daba por pensar cómo se formaría el mundo con sólo una pareja y que tuvieron dos hijos (se dice que hubo un tercero, pero es algunas cosas de las que no se habla nunca). Tres hombres y una sola mujer. Para procrear habría incesto, que es pecado. Caín mata a Abel lo que es asesinato. Otro pecado. Y se queda la pareja.

    No se puede imaginar la gente lo que uno puede rayarse mientras da vueltas a su cabeza toda esta historia.

    Pues bien, después de todo, en algún momento aparece la soledad. ¿Es buena la soledad? Todo depende de la situación, el tiempo, el momento, ……. La reproducción ha sido de lo más importante que ha pasado por el mundo. Contra más hijos, mejor. En la Edad Media los padres citaban (concertaban citas que muchas veces era en la boda directamente) a los hijos para unir familias para unir, a su vez, tierras, poder, rebaños, …….

    Es el germen de lo que ahora se llama “cita a ciegas”. La definición del término era, es y será, que dos personas se reúnen sin conocerse personalmente. Como mucho, de nombre. De apellido que era más importante porque eran las familias las que organizaban el tema. Otra cosa es que la pareja se mantuviera unida tras la boda. Unida en el sentido de que sólo aparecían juntos en eventos.

    Con el paso del tiempo todo ha ido cambiando. Siempre se tenía un amigo o una amiga que conocía a un amigo o a una amiga con quien se podría hacer buenas migas. Montaban el encuentro y luego podría pasar o no. Una cita a ciegas. ¿Alguien cree que con la llegaba de internet esa forma de actuar ha cambiado? ¿Alguien lo cree? Sí y no.

    No porque siempre se tiene a un amigo o a una amiga que conoce a un amigo o a una amiga. Y sí porque siempre se tiene a un amigo o a una amiga que conoce a un amigo o a una amiga. Para que se vea que es diferente el sentido, aunque escrito sea igual, diré que el amigo o amiga del principio es que alguien del trabajo, vecino, familia, … y que habla del amigo o amiga que tienen. La diferencia es que, en esta época, la labor del amigo o amiga no es entera ya que hay móviles y se pueden poner en contacto ellos tras esa primera parte. Pero, a pesar de ello, sigue siendo una cita a ciegas.

    Y en la segunda frase, la fase final antes de la cita, es a través de una aplicación que está en la web. La primera fase, que es conocer esa aplicación, puede venir a través de un amigo o una amiga como también a través de algún anuncio. Lo bueno que puede tener esta parte es que filtras lo que quieres. Quieres alguien de tal sitio, edad, altura, gustos, … Ves, te ven, visitas, te visitan, saludas, te saludan, chateas, ... Y hay veces que surge la chispa. Chispa que puede empezar hablando desde fuera de la aplicación. Chispa que puede empezar con hablar de quedar para tomar algo. Chispa que puede empezar con pasar una velada divertida, alegre, interesante, simpática, … Chispa que puede empezar por volver a la chispa anterior.

    Esa chispa se puede repetir varias veces según todo sea divertido, alegre, interesante, simpático, …

    Chispa en este último párrafo, pero es chispa tiene que saltar en todas las citas a ciegas en las que se busca quitarse la venda. Sino, apaga y vámonos.

     Dedicado a una chipa que surgió en una aplicación, chispa con la que se fue hablando dentro, un poco, y fuera, chispa con la que se quedó y se tuvo una velada divertida, alegre, interesante, simpática, …y chispa con la que se volvería a repetir.

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