31 marzo 2008

Violencia (Dedicado a la pacífica Me.ll.go)

Si no recuerdo mal, cuando estaba estudiando, me dijeron que todas las palabras que llevaran como artículo la, las, una o unas, eran de género femenino. Pues ese es el género de la violencia. La violencia es violencia. Sin apellidos. Sin adjetivos. Bueno, si. Uno. Detestable. La violencia no puede ser ni impune ni gratuita. Para eso ya están las películas de Tarantino. Lo que pasa es que parece que alguna violencia es más violencia que otras. Aunque la gente lo niegue, no es lo mismo que un hombre le pegue una bofetada a su mujer a que sea ésta quien sacuda. ¿Porqué no se mira igual si una madre pega a su hijo que si lo hace el padre? Cuando una mujer muere, lo primero que sale en las noticias es el famoso 016, sin saber si es o no es "violencia de género". Cuando una mujer muere, enseguida se va a buscar al marido, al amante, al novio o al ex. Siempre hay que buscar un motivo sentimental. Siempre se busca criminalizar al asesino más de lo que se debe hacer. Un asesino es un asesino. Pero si el crimen está dentro de una relación de pareja, actual, acabada o que no se ha llegado a consumar, se pone al asesino, además, como un sádico y un acosador. ¿Y si resulta que es la mujer la que le trae por la calle de la amargura, le sablea todo el sueldo para gastárselo en vicios varios (yo he conocido en Mercamadrid mujeres que se gastaban todo el dinero que les daban para comprar fruta en las tragaperras y luego tenían que comprar a crédito y mal género), o que se la pega con el vecino? El marido se harta, hay bronca, pelea y ella muere. A ese hombre ya se le ha crucificado. En cambio, si es al revés y quien muere es el marido, la mujer es encumbrada a los altares, declarada poco menos que heroína y, si algún juez tiene la mala idea de juzgarla, Cristina del Valle y sus amigas, montarán el cirio padre. Ya pasó una vez. Una mujer, maltratada durante muchos años por su marido, se cansó y se lo cargó. Pues entre la presión mediática de esta cantante venida a menos y el hecho de que la mujer fuera gitana (por supuesto salió el tema del racismo), hizo que esta señora saliera de la cárcel. Había acabado con una vida. Miserable, eso sí. Porque el que maltrata a alguien a quien supuestamente debe cariño y respeto no tiene otro nombre que miserable. Pero había matado a una persona. Vale que el maltrato debería constar como atenuante, pero no como eximente. Un niñato de doce o trece años maltrata física y/o psicológicamente a sus padres o abuelos. De entrada, al ser menor, la ley no puede hacer nada contra él. Es cosa de sus padres, que lo sufren en sus carnes. Eso también es violencia y se pasa por alto. No se logra más igualdad sacando leyes que la propugnen. Sino todo lo contrario. Si esa igualdad está regulada por la ley de leyes, ¿para sacar leyes aparte?. Más ejemplos. Un hombre mata a su novia. Violencia de género. Un hombre mata a su novio. Nada. Una mujer muere a manos de su novio. Violencia de género. Una mujer muere a manos de su novia. Nada. No es más pecado porque sea pecador o pecadora. Pecado es pecado. Y punto. Recuerdo que cuando Álvarez Cascos era ministro, todo el mundo se le echó encima porque dijo que un porcentaje alto de las muertes violentas de mujeres a manos de hombres tenía un denominador común: Inmigración. También decía que muchas eran parejas de hecho. Esta circunstancia se repite ahora igual. Pero como éste mi gobierno ha sacado una ley, pues ya no se dice nada. Un asesinato es un asesinato. Punto. Y un asesino es un asesino. Otro punto. Da igual que mee de pie o sentado. Eso es lo de menos. Lo importante es lo que ha hecho y por lo que tiene que pagar. Nada más. Nada menos.
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