12 diciembre 2006

Cambiado de Saco.

Definitivamente, éste no es mi señor Saco. Me lo han cambiado. Todo un símbolo de lo que más odia (o da esa impresión) muere plácidamente, bueno, todo lo plácidamente que se puede morir uno si te da un infarto, y no tiene una palabra de desprecio o un comentario sarcástico que echarme a la vista. Me ha decepcionado. Y todo para hablar de una multa que le han puesto a Fran Rivera por tirar al suelo una oreja que había cortado porque decía que tenía bichos. Claro, que por como lo escribe o por algún que otro texto, tampoco le hace mucha gracia el mundo del toro y lo que le rodea. Pero bueno, ya que él no lo ha hecho, hablaré yo de Pinochet. Para mí ha encarnado la imagen del típico dictador de república bananera que tanto gusta en las películas de serie B americanas. Uniforme militar, gafas de sol y cara de dolor de estómago. Más malo que la quina, enemigo de las libertades, explotador y amigo de los narcos y del dinero fácil, que sabes desde pilotar un helicóptero a llevar un tanque y que muere matando al hermano de la chica protagonista mientras huye. La corrupción heredada de la época de colonación española y los cantos de sirena en forma de dólares por explotar los recursos naturales de Sudamérica, hicieron florecer tipos como él. Claro, que ahora se disfrazan de demócratas, como Hugo Chávez, pero que buscan perpetuarse en el poder. Odio a la gente como él. Puedo comprender a los que le ofrencen su apoyo, pero no a los que lo hacen sin conocerle. Pero me hace mucha gracia que mucha de la gente que ha hablado sobre su muerte, lamentando sobre todo que no haya caído sobre su persona el peso de la justicia (aunque sobre eso deberían responder los primeros gobiernos democráticos chilenos), llorarán como madalenas cuando se muera el otro militar dictador. Mucha gente confunde términos. Automáticamente, asocia fascismo a derecha. Dictadura, a derecha. Corrupción, a derecha. ETA es de izquierdas y fascista. Stalin era dictador y comunista. Como el presidente de China o de Corea del Norte. Y no hay gente más corrupta que un dictador. Pinochet ha muerto. Pero, al igual que con Franco, no lo olviden, por favor. Les guste o no a mucha gente, es parte de la historia. Y un pueblo sin historia, buena o mala, no es un pueblo.
Hasta la próxima.
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