19 febrero 2019

Programa electoral. Elecciones programadas. Generales.

Visto lo visto y oído lo oído en este siglo (y también en el final del pasado), me di cuenta que era muy fácil hacer un programa electoral por lo que, después de mucho pensar y dejar para luego, decidí hacer uno. Básico, por supuesto, ya que todos empezarán así y, además, era lo primero que decía. Así que esa decisión era para las elecciones de 2015 aunque se publicó, por ser cuando lo terminé, para las de junio de 2016.
Pensé que sería fácil ya que lo principal, lo importante, lo que hay que hacer es siempre lo mismo. Varía la forma pero no el fondo ni los adornos. Pero un compañero me dijo ayer, lunes 18 de febrero, si no era para éstas. Que sino no valía. Así que decidí hacer uno nuevo. O cuatro ya que hay cuatro elecciones con un mes de diferencia, tres en algunas comunidades.
Empezaré por las generales ya que son las primeras:
Aunque creo que fue de lo último que puse en el anterior (no lo sé porque tengo la costumbre de no leer lo que escribo incluso cuando lo estoy escribiendo), habría que empezar por el principio (obvio) que es de cuánto dinero dispongo porque si no lo sé, no sé lo que podré hacer. Hay ingresos que tendré sí o sí pero otros dependerán de otros factores. Eso hará que de dividan las propuestas en niveles.
¿Cuales son los ingresos fijos? Impuestos. ¿Qué impuestos hay, en qué consisten, de dónde salen y que porcentaje se lleva el Estado?
El Gobierno lo eligen los ciudadanos (los que votan aunque sea nulo o en blanco) aunque hay que trabajar para todos. Lo importante es que estén contentos por lo que hay que saber qué necesitan. En general porque, lógicamente, no se puede personalizar. Mejores trabajos, mejores sueldos, mejores precios. Uno siempre habla del nivel de vida de los países del Norte de Europa pero nadie se pone a pensar si éso puede aplicarse aquí. Nadie. Pero es que somos así.
A fin de cuentas, y nunca mejor dicho, todo se trata de recaudar lo que no gusta a nadie. Uno es capaz de gastarse 1.000€ en un móvil de nueva generación pero le fastidia el porcentaje de IRPF que le quitan de la nómina y el numerito del coche. La economía es como la rata y la rueda. Una mueve a la otra pero hay que hacer que se muevan. Ciudadanos y economía. Eso ya lo dije en mi programa anterior. Si el tío de la calle puede ahorrar más de lo que lo hace ahora, puede aumentar un poco sus gastos lo que hace que aumenten los ingresos de alguien que, a su vez, podrá gastar más. Y así todo. Eso está muy bien pero en lo alto de la pirámide siempre estarán las grandes empresas cuyos beneficios deberían, una cierta parte, acabar en el bolsillo de hombre de la calle. Que bonito es todo. Y también se podría empezar al revés. Suben los sueldos y la maquinaria se pone en marcha.
También está el tema de la gestión administrativa. Administraciones nacional, autonómica y local. Seguro que hay tareas que se solapa. Habría que revisarlas y eliminar las que sobren. Así se ganaría en agilidad y se eliminarían costes.
Sanidad y educación son otros dos puntos importantes. Que sean competencias transferidas a las comunidades me parece bien. Pero hay que tener en cuenta que nadie puede terminar un curso en una autonomía y estar completamente desubicado al empezar el siguiente por estar en otra. En todas se debe tener el mismo orden de actuación pensando en lo que se debe ir aprendiendo cada año. Los centros privados podrían tener algo de margen pero su programa debería estar aprobado por la consejería de su comunidad. En cuanto al tema de los idiomas, muy fácil. Dando prioridad al castellano se terminaría secundaria con las mismas horas lectivas en idioma extranjero. Y si se es comunidad con lengua propia, sería un tercio de castellano, idioma extranjero y la correspondiente.
En cuanto a la sanidad, ver las necesidades que hay y cubrirlas teniendo en cuenta valía, experiencia y estudios más que el hablar así o asao. Tampoco es tan difícil.
Pero cómo todo, hace falta tener los medios, económicos y humanos, necesarios para poder hacerlo, además de querer hacerlo. Determinar también lo que gestionaría el Estado directamente porque lo suyo es delegar tareas y centrarse más en otras cosas. Conseguir un país fuerte, que cuide a su gente, que cuide sus empresas y autónomos y sus relaciones exteriores. Hacer un país que invierta en investigación y que sepa tener paciencia porque que sabe que hay cosas que van a llegar.
Y aquí termina la primera parte.

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