04 noviembre 2015

Ecos.

Aún no se han apagado los ecos de las elecciones catalanas (aunque ahora empiezan otros) cuando empiezan los de la precampaña a las generales. La verdad es que, a pesar de que este año hay más movimiento de partidos (en cuanto a número) con posibilidades, el discurso que esperaba algo más variado, es más simple que nunca. El PP sacando pecho por su gestión de la crisis (de ello ya hablaré en otro momento) y diciendo que el PSOE tiene que meter a gente de fuera aparte de poner a Podemos (Engañemos más bien) en la izquierda radical y a Cuidadanos en la moderada. El PSOE, por su parte, pinta al PP como alguien incapaz de hacer nada por los españoles, pinta a Cuidadanos como una nueva derecha y pone a Podemos a su izquierda. Por lo visto y oído en las entrevistas a Rajoy (el soso) y a Sánchez (el figurín), lo único que he sacado en claro es que Ana Blanco tiene piernas, bonitas y con un cruce muy elegante. Es la hora de proponer cosas, que lo harán. Pero faltará decir como afectarán esas cosas a la ciudadanía, como ésta se beneficiara y, lo más importante, que va a costar. Porque es muy bonito decir que vamos a hacer ésto o lo otro para que la gente nos vote pero luego no hacemos nada con la excusa de no tener dinero porque los anteriores lo despilfarraron (si se cambia de partido) o que hay que pagar lo que se tuvo que recortar al principio o los intereses de lo que se debe para quitarse más deuda de la prevista. Estas cosas le importan un pimiento al ciudadano de a pie. Ese que va a trabajar en transporte público o el que se come el atasco cada mañana tiene otros intereses. Si su empresa gana dinero, no entiende porque no se le sube el sueldo. Tampoco sabe porque siempre se tira de la bolsa de las pensiones. No entiende que es la prima de riesgo, que significa que los precios bajen o que la gente tenga que pagar al vencer la deuda que compra. Al ciudadano de a pie le importa que baje la gasolina, el recibo de la luz, que no suban el tabaco porque no tiene la culpa de que le guste fumar. Esas cosas son en las que se deberían meter nuestros políticos. Explicar que hacen en las sesiones parlamentarias. Porque cobran tanto sin hacer nada y porque trabajan tan poco. Eso es economía de calle porque es lo que la gente demanda. No cifras abstractas que nadie entiende. 
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