27 marzo 2018

Jubilados.

Recuerdo que de pequeño me extrañaba que mi abuelo no fuera a trabajar. Sobre todo cuando notaba que estaba más tiempo de vacaciones que mi padre. En una época en la que me daba por preguntar cosas, quise saber por qué pasaba eso. Estaba jubilado. Bien. ¿Y qué era éso? Era algo qué, lógicamente, se preguntaba a continuación. Al menos yo. Y era cuando uno ya era mayor para trabajar. Bueno, era el padre de mi madre. Mi otro abuelo, que no sólo me parecía más mayor por tener más pelo blanco que también era cosa de la gente mayor si no por haber nacido en el siglo anterior, me presentaba entonces una interrogante. ¿Cómo se llamaba lo de ir a arar, sembrar, trillar, etc, que se hacía en el campo? Teniendo en cuenta lo diferente que, para mí, era campo y ciudad, pensé que los trabajos del campo no se dejaban hasta más adelante por que debían ser menos cansado. Mi abuelo materno trabajaba en los talleres del metro y el trabajo del mecánico era muy duro.
En aquella época la gente sólo hablaba de jubilarse para hacer cosas. Y eso también me desconcertaba ya que esas cosas podían otros trabajos. Ya se sabe que  si un niño se hace una idea de algo, todo lo relativo a ello pasa por el mismo filtro. Y entre mediados y finales de los 70 del siglo pasado, aquí uno se hacía muchas preguntas, hacía muchas preguntas y esas respuestas servían para contestar algunas de las que no hacía. Y eso que alguna que otra vez la respuesta era que era muy pequeño.
Por supuesto que hay más cosas que podría plasmar aquí acerca de lo que un niño de aquella época podría pensar. Pero la idea de este artículo va por otro lado. Y ese camino es el de las pensiones. Uno, según va creciendo, piensa que, aunque el trabajador vaya cambiando de tarea según se va haciendo mayor, la edad de jubilación siempre era la misma. Y según sigue creciendo empieza a oír hablar de jubilaciones anticipadas y prejubilaciones. Entonces, llegando a final de siglo es cuando se palpa el motivo del artículo. La jubilación. Sé que habrá gente (espero) que piense que llevo escribiendo un buen rato de ésto. No, no es así. Jubilaciones es el hecho. Jubilación es el beneficio. O sea, el tiempo y, sobre todo, el dinero. Ese dinero que el estado le da al jubilado para que siga viviendo porque no va a estar trabajando hasta el final de sus días. Que alguno lo hace, sí, porque no sabe hacer otra cosa. Otros viajan. Otros estudian. Otros meditan. Pero para eso hace falta dinero y, teniendo en cuenta como ha estado el tema en los últimos diez, el dinero que hubieran podido ahorrar, lo que hubieran podido ahorrar lo necesitaran para sus hijos y/o nietos. Todo viene de una situación que nadie supo, quiso, pensó o lo que ses, para ganar, que otros ganaran (dinero y/o tiempo). Un poco de iniciativa hubiera o hubiese bastado para que, aunque no estuviera todo arreglado, sí al menos mejor que ahora. Pero los que critican como los otros gestionan son los mismos que recibían las críticas de esos otros cuando estaban con los puestos intercalados.
Pero lo que mola ahora es hablar de algo que, da la impresión de que surgió hace diez días. Y los que oyen o leen eso, creen que el mes pasado no pasaba nada eso. Eso sí, quien dice diez días dice seis meses. Pero nadie cae en que la campaña electoral del año que viene empezará pronto a organizarse. Y ahora se les está dando bombo a estos pobres jubilados para concienciar a la gente de que vote a. No le echen la culpa a Fulano. Toda, no. Sólo la que le toque. Porque culpables hay más. Y, repito, algunos de ellos son de los que protestan.
Por cierto, para terminar, y seguro que habrá gente que no ha caído, un jubilado es un pensionista pero un pensionista no tiene porqué ser un jubilado. Algunas pensiones deberían eliminar (parlamentarios con menos de 65 años, por ejemplo) para poder aumentar otras.
Por algo hay que empezar. Por querer empezar.

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