La Ministra niñata

La ministra niñata se está cubriendo de gloria. Con eso de que es la benjamina del grupo, el jefe la deja carta blanca para que abra la boca cuando quiera. Y si algo sale mal, pues siempre está la excusa de la juventud y de la inexperiencia. Esa excusa, por ejemplo, no le valía a Marc Gasol cuando se hablaba de sus compañeros Grizzlies al perder un partido, pero si vale para la segunda rubia del gobierno. Primero permite la píldora del día después para chicas de 16 años y sin receta, avalando un método anticonceptivo de lo más machista. Y luego, vuelve al célebre, aburrido y cansino discurso socialista de la guerra ilegal (ella era de los pocos miembros del gobierno que no había tirado del tema. al menos en público) para criticar a Aznar por estar en contra del aborto. Eso sin olvidar que un feto de 12 semanas es un ser vivo pero no un ser humano. Será que igual una madre ha engendrado a un caballo, a una vaca o a un pez martillo. Partiendo de esa base, se podrían cortar todos los capullo de raíz porque son seres vivos pero aún no se sabe si son seres "plantares". Lo malo es que si se hace ésto, Zapatero se quedaría más sólo de lo que está ahora. O igual desaparecería. Quien sabe. Lo que pasa es lo de siempre. Cada vez que hay un problema o en la calle empieza a hablarse de lo mal que lo hace este gobierno, llega un ministra y ¡ZAS!, la monta. Antes era Magdalena Álvarez (dios mío no saben la que les ha caído a los del Parlamento europeo). Ahora es la Bibi. Y es capaz de hablar de todo en base a su extensa experiencia vital. Y como parece que su ministerio es clave en este gobierno, ya que todo tiene que girar en torno a su sonrisa (bonita, eso sí), pues ya está. Se ha convertido en la reina de las fiestas. La chica que todo el mundo quisiera tener en su fiesta. Y yo me pregunto, ¿porque tenemos un Ministerio de Igualdad, que rompe, casualmente, la igualdad en el gobierno?. Ahora son impares los ministerios. ¿Acaso se han informado para lo que sirve? Bueno, la verdad es el que hay otros ministerios de los que tampoco se tienen noticias.