10 febrero 2014

Libertad.

Libertad. Gran palabra. ¿Derecho o deber? Generalmente, uno tiene derechos por cumplir deberes. Se cobra un salario por hacer un trabajo, por ejemplo. Pero la libertad. ¿Qué es la libertad? Si me lo preguntan a mi, posiblemente conteste diferente que un señor de 70 años o que una chavala de 15. La libertad es uno de esos valores relativos. La libertad es algo que no se debe medir. Uno no puede ter mucha libertad o poca. Uno no puede ir a la tienda a comprar cuarto y mitad de libertad pero que sea sin hueso.Uno puede decir que la libertad no se puede coartar. Otro puede decir que uno es libre mientras no pise la libertad del vecino. Por ejemplo, yo soy libre de leer lo que me apetezca pero soy libre de entender lo que leo. Entender en el sentido de que quien escribe quiere decir una cosa y yo puedo entender otra. Algo así puede pasar con lo que yo escribo. La poca gente que me puede leer no tiene que pensar igual que yo. No debe hacerlo. O si. Es libre para ello. Libertad es salir a la calle a protestar porque quien gobierna incumple lo que prometió que iba a hacer. Igual el gobierno no es libre de hacerlo porque tiene que arreglar lo que el gobierno anterior que se tomó la libertad de hacer cosas sin saber o sin poder. O igual es que pasa de la gente que le votó y, como tiene la libertad que le dieron los ciudadanos, hace lo que quiere. Libertad es poder decir que Rajoy debería volar más alto que Carrero Blanco o que deberían volver los GRAPO. Esa chica era libre de decirlo pero pagará por ello porque eso que reivindicaba libremente eran actos en contra de la libertad. Nadie debe amenazar a nadie por hacer uso de su libertad si no hace mal a nadie o contra nadie. El mundo debería ser libre pero, por desgracia no lo es. No lo es porque algunos no quieren que los otros sean libres. No lo es porque algunos piensan que los otros no son libres. El del Oscar es libre de hablar de salvar la sanidad pública cuando su mujer ha dado a luz en clínicas privadas (y de las caras) o puede hacer la pantomima con su madre de apoyar a la gente de Coca-Cola cuando ellos quisieron hacer lo mismo en su restaurante. Uno es libre para hablar. También es libre para callar. Pero ambas cosas hay que saber hacerlas. El hacerlo tarde y mal es una gran equivocación.
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