01 diciembre 2017

Etiquetas jastajeadas. Jastas etiquetadas.

En este mundo tan global, tan tecnológico, tan on-line y, a veces, tan impersonal, hemos sustituido las conversaciones cara a cara por las de whatsapp y el contar algo por poner algo en Facebook, Instagram y redes sociales por el estilo. Por supuesto, en este país, y mientras tengamos la suerte de que Engañemos y sus marcas blancas (gracias a Dios el supermercado, ya que es lo que parece, no lo hará nunca), hay democracia que permite que haya libertad de expresión. Pero, a diferencia de lo que creen muchos, la libertad no es indefinida. Hay límites.
Por eso, por la libertad de expresión, alguien puede publicar una foto de Paco Rabal, caracterizado como salía en Los Santos Inocentes, a la que acompañaba un texto en que comparaban al personaje con el obrero (término muy de izquierda como la gente que lo publica) que vota al PP. Es decir, retrasado. Inculto. Paleto. Bien, están en su derecho. Pero tienen un problema. Y gordo según creo yo. Porque las etiquetas suelen referirse a tópicos. Más o menos ciertos. Pero tópicos. En parte porque muchas (o algunas, o pocas, o las que seriesen) vienen del refranero español que, ahí sí que en mayoría, viene de tópicos y supersticiones rurales. El refranero popular. El refranero es sabio. El refranero es tópico.
Pero a lo que vamos. ¿Que nos gusta colgar etiquetas? Pues si. ¿Que a veces no nos gustan las etiquetas que vemos colgadas? No hay que mirar más que los precios. ¿Que no gusta menos que nos las cuelguen? Bueeeeeeenoooooo. Según qué. Según quién. Según por qué. Porque una etiqueta que colgamos (que cuelgo e incluso me cuelgo) es la de protestones. Siempre he dicho que protestar es gratis. Otra etiqueta. Y que, mientras lo sea, lo seguiremos haciendo. Con razón o sin ella. Con argumentos o no. Pero siempre habrá alguien que lleve las etiquetas de oyente, creyente o, como me pasa a mí, "rebatidor". Pero siempre que me interese o tengo con qué y porqué. Porque hay gente que lo hace por hacer. Para hacerse notar. Como la que llama imbéciles a los trabajadores (etiqueta que pongo a todo el mundo que trabaja, incluidos los presidentes de las grandes empresas) de un nivel más bajo, por así decirlo, votan al partido al que ellos han etiqueta como de los ricos. ¿Porqué? Porque alguien etiquetó a la derecha como el de los ricos. ¿Porqué? Pues porque a alguien le dió por ahí. ¿Porqué? Porque eran etiquetadores, etiquetistas o etiquetenses.
Lo fácil de las etiquetas es que la gente se queda muy rápido con ellas, sean reales o no. De esa manera, se dirigen a algo o a alguien como "... sí, el nosequé ..." o "... sí, hombre. El Tal ..." Y se quedan así para siempre. Desconozco como le sienta a la gente las etiquetas. En mis tiempos de jugador, yo era "el capitán", "el entrenador" o, debido a ello y por ser de Estudiantes, "Pepu". Y así sigo y seguiré. Pero hay otros a los que no les gusta que les etiqueten. "Los quejicas"
Y ahora, voy a quitarle a este artículo la etiqueta "largo" en el tiempo, para ponerle la de "terminado".

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