15 mayo 2017

Memoria histórica, historia memorizada.

Me ha defraudado. De verdad. La esperaba de otra forma. Porque soy como soy y la esperaba antes. Las rencillas hay que cerrarlas cuanto antes. Eso sí, rencillas no son heridas. Heridas hay. Muchas. Superficiales. Ajenas. Familiares. Hay de todo. Pero hay. Y eso que se creó tras la muerte de Franco (lo siento pero la historia de España no se centra en Zapatero y poco más). Difícil. Peligroso. Moviéndose en el alambre. Hubo gente que quiso cortar ese alambre. Hubo gente que lo sujetaba. Hubo gente que intentaba que no. Porque al otro lado había asesinos. Algunos lo recordaban. Otros, de oídas. La historia siempre se ha contado de padres a hijos. Esa cascada hacía que la veracidad se pudiera ir perdiendo en el tema de los detalles pero no en el tema de la idea. Realmente eso es lo que importa. Es como una persona. Lo que importa es lo que sea y no como vista.
¿De qué voy? De algo de lo que tenía ganas de hablar por que es un desastre. No, no es Eurovisión. De eso igual hay.
Quien se haya quedado con el principio será que todo ésto va por la Ley de Memoria Histórica. Todos, hasta los que están a favor, saben que fue una de esas cosas que le dijeron a Zapatero que sacara para ganarse a la gente. Pero no. Esa idea de unidad que buscó Suárez, ese personaje del que una gran parte de la chavalería no sabe quien fue o lo que hizo o porqué lo hizo, la jodió Felipe González que, no se porqué, no quiso seguirlo. Y eso que esa unidad iba por los suyos. Eso sí, según he oído y leído, no fueron todos por hubo gente socialista y comunista que se quedó en la España de posguerra sin problemas. Vigilados pero sin problemas. En una guerra no hay santos. Sea la gente creyente o no. Ni es un bando u otro. Matas o mueres. Matas o te matan. Eso es una guerra. A cien metros de la mira de un fusil o a diez centímetros de la cuchilla de una navaja. Eso es una guerra. Ni bombas nucleares ni lo que se sea en vinagre. Cuerpo a cuerpo. Sino, ¿para invertir en infantería o artillería?
Bueno, pero a la que voy. La Ley de Memoria Histórica. ¿Qué para que es? ¿ De qué vale? Para nada y para desenterrar cadáveres políticos. Porque el golpe de Estado del 18 de abril, aunque seguro que tuvo más razones y porque así lo creo, tuvo sus razones políticas aunque basadas en razones sociales. Algo parecido a lo que pasa, por ejemplo, con las mafias. No me gusta lo que haces, te mato. O con los periodistas en México. O lo de Venezuela. Que es lo que vemos aunque habrá más historias escondidas. La Ley de Memoria Histórica, dicho otra vez (y las que hagan falta) según la veo yo, es, simplemente, para masacrar al vencedor. ¿Vencedor?¿Lo hubo?¿De verdad? Mi profesor de la mayoría de asignaturas de 6° y 7° de EGB, de ideología de izquierdas, no defendía a los republicanos (los llamo así porque el Gobierno era una República) sino que decía que en las guerras no gana nadie. Pero sacar una ley para criminalizar a unos pero, no elevarlos a los altares porque eso sería un sacrilegio, sí olvidarse de ellos. Y así no se hacen las cosas. Es mi opinión. Por eso, cuando alguien defiende una posición como ésta recibe enseguida las "caricias" verbales de los que hablan de las barbaries de la guerra de oídas. Bueno, como yo. Salvo que yo no tiro para un lado. Pero sacar una ley para quedar bien no sirve para nada más que quedar mal. Pero sacar una ley para que parezca que se hace algo, sólo sirve para demostrar que lo que se hace, se hace como el culo.
Pero es mi opinión. Propia. De nadie más.

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