23 octubre 2016

La hora de la verdad.

Tiene pinta de título de película. De esas que acaban en un duelo. Y, mirando el panorama, es lo que es. Un duelo. Lo que chirría aquí es que uno pensaría en que ese duelo sería entre dos posturas diferentes y, en cambio, ..... No, ni en cambio ni leches. Son dos posturas diferentes. ¿Acaso piensan igual los que van junto a Susana Díez y los que van con Pedro Sánchez? Pues eso. En vez de ser un duelo entre Mariano Rajoy y alguien (Sánchez o Iglesias porque no había más), lo es entre gente del mismo partido. Me parece bien que la gente sea fiel a unos principios que se basan en unas ideas. Lo que no me parece bien es estar soltando todo el día el discursito de las dos Españas. Este hace se cumplieron 80 años del golpe de estado y dentro de tres, serán los 80 años del fin de la guerra civil. Las dos Españas ganaron. Las dos Españas perdieron. ¿O acaso  se piensa que no hubo gente de partidos de izquierdas que no tuvieron ningún tipo de problema o gente de derecha que salieron corriendo del país? Izquierda y derecha que no tienen nada que ver con opciones políticas sino de como se sentaban hace dos siglos en el parlamento. Pero vamos a lo que vamos. Desde que se escenificó la desaparición de Pedro Sánchez, que ha vuelto a ser lo que era hace dos años (es decir, nadie), el PSOE vive un época más convulsa, si cabe, que después de las rondas de conversaciones antes de la investidura. La verdad es que no entiendo de que se puede hablar en hora y media si uno va con una idea y sale con la misma. Pues bien, la hora de la verdad ha llegado, pero no vez sino varias. Llegó tras el tercer batacazo consecutivo en unas generales. Llegó tras las elecciones vascas y gallegas. Y llegó cuando la maquinaria se puso en marcha a todo meter para intentar evitar unas terceras elecciones. Desde ese primer momento, incluso en el anterior tras las primeras elecciones, el PSOE se ha fracturado entre los que pensaban (y piensan) que a Pedro Sánchez le venía muy grande todo ésto y el resto. Que no es que pensaran que el candidato era la persona idónea, no. Sólo lo defendían para estar ahí, salir en la foto y tener, aunque sólo esan un par de ellos, micrófonos delante para responder preguntas. Eso es así, le moleste a quien le moleste. Lo que pasa es que hay gente de esa que no quiere perder ese privilegio. aunque podrá ganar el asistir como tertulianos a programas de la tele. ¿Dónde están los fichajes estrella? La comandante, acosada sexualmente por sus mandos, que dejó el ejército. Sólo ha salido en alguna ocasión puntual. A Meritxell Batet se le tuvo que mandar a encabezar la lista de Barcelona para hacer sitio a Margarita Robles. Desde el debate entre mujeres, sólo la he visto una vez en Espejo Público y ayer entrando a alguna sala del parlamento (eso creo aunque no se si era de ayer la imagen). E Irene Montero, cuya primera noticia desde las elecciones fue el artículo que publicó el viernes en el 20Minutos. Todo eso, casi a dedo, ha hecho una grieta en el partido. Y se ha ido agravando.Las diferentes horas de la verdad del partido no hay traído ganadores pero sí perdedores. Aquí no vale decir que a los dos cuando te preguntan si quieres más a papá o a mamá o en qué pueblo te lo pasas mejor si en el de los abuelos paternos o maternos. No. No vale. Hay que cambiar uno de esos noes. Hace unas semanas hablé sobre los tres noes de Pedro Sánchez. No a Rajoy, no a unas terceras elecciones y no a ser él quien encabezara una candidatura de cambio y progreso (algún día me dirá alguien porque los gobiernos de izquierda se etiquetan como progresistas. Ese término viene también de la situación en el parlamento de hace dos siglos). Ahora un no se ha perdido por el camino. Así que habrá que ver como va la cosa. Un no es seguro que es el de las terceras elecciones. Ahora falta saber que pasa con el otro no. Llegó la hora de la verdad.
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