23 julio 2015

Historias de espías.

A B siempre le llamaron la atención las historias de espías y policías. Se imaginaba siendo un protagonista como Colombo, detective fuera de lo normal, no muy atractivo y desgarbado. Hasta despistado pero al que no se le escapaba una. O siempre el responsable de una vigilancia a alguien observando sus pasos sin ser observado. Y todo en una época sin ordenadores, móviles, tabletas y con televisores enormes. Lógicamente, eso siempre queda aunque según se hacía mayor, esa idea se iba diluyendo al tomar conciencia de que la vida es algo más que soñar. Aún viviendo en la realidad, B seguía imaginando. Le ayudaba a evadirse. Y más cuando internet no se había ni inventado. Al menos tal y como se conoce ahora. Sus sueños empezaron a estar relacionados con acabar sus estudios, estableciendo sus fases, encontrar un trabajo, encontrar una novia, formar una familia .... Vamos, lo normal porque B era un chico normal. Lo que nunca pensó que, sin quererlo, se convertiría en protagonista de una de esas historias que imaginaba de pequeño. Todo el mundo tiene un pasado y B tenía el suyo. Un pasado que, pensaba, había dejado atrás. Pero que apareció de repente. Pero remontémonos dos años y medio cuando a B le sonrió la Diosa Fortuna y encontró lo que pensaba que nunca iba a encontrar. Entre otras cosas porque soñaba haberlo encontrado muchos años antes. 
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